¡Es hora de celebrar!
¿Está pasando algo malo en tu vida o alguien te hizo daño?
Enfocarte en lo que está mal o salió mal no te va ayudar. Haz lo que es tu responsabilidad y vuelca tu atención en ocuparte en lo que puedes hacer y disfrutar. Aprende a confiar en Dios. Así como lo oyes, es perfectamente normal y bueno disfrutar de tu vida, mientras que Dios está trabajando en tu problema.
Es por esto que quiero recordarte estas directrices que vienen de las sagradas escrituras:
Tú puedes dominar el mal con el bien.
Hacer el bien con mi vida me asegura un buen porvenir para mí y para todos los que logre ayudar.
Romanos 12: 21 dice: “No dejen que el mal los venza, más bien venzan el mal haciendo el bien.”
A lo que le coloques tu atención eso se magnificara.
Así es, como si le colocaras una lupa. Decide magnificar las cosas en tu vida que te hacen sentir agradecido y feliz. Decide colocar tu mirada en la meta, en el propósito y ocuparte de ello hasta llegar.
“Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.” Hebreos 12: 2 NVI
Ya tienes vida plena
Jesús vino a esta tierra con un propósito. El hizo el pago para que yo pudiera disfrutar de mi vida. Estoy perdiendo totalmente el tiempo y mi vida, si vivo de luto y duelo.
“El propósito del ladrón es robar y matar y destruir; mi propósito es darles una vida plena y abundante.” Jesús en Juan 10: 10 (NTV)
Haz el bien
Podemos estar en situaciones difíciles debido a nuestras propias malas decisiones. Es por esto que debemos seguir la siguiente directriz:
“Por eso les digo: obedezcan al Espíritu de Dios, y así no desearán hacer lo malo.” Gálatas 5:16 TLA
Debemos hacer un habito de enfocarnos en las cosas buenas a las que el Espíritu de Dios nos dirige y esa es la clave de no desear hacer lo malo. Si nos enfocamos en comer bien, no desearemos comida chatarra. Esto es también para la mente y el espíritu.
Resuelve el problema
No es bueno cargar con un desánimo excesivo. Si tienes un problema que puedes resolver, resuélvelo no lo dejes para mañana y resuélvelo en lugar de preocuparte. Esto tiene que ver con las deudas y también con hacer la lavandería de tu casa. Así va a ser más fácil Enfocarte en el progreso y no en el problema o la tarea sin terminar.
“No se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos. Así Dios les dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento de los que ya son de Cristo.” Filipenses 4: 6-7 (TLA)
Desásete de la culpa:
Dios te ama. Te perdona. Te espera con los brazos abiertos. Lee esta historia:
“Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta;
porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.”
Lucas 15: 21 (RVR1960)
Cuando el diablo te recuerde todo lo malo que has hecho, recuérdale lo bueno que Dios es contigo. ¿Recuerdas la parábola del hijo prodigo? Tu padre celestial no te mira de la manera que el mundo te mira, ni tus hermanos te juzgan, ni como el diablo te dice que eres. Dios te mira con sus ojos celestiales, únicos, amorosos, perdonadores y compasivos. El está feliz que regresaste a su casa a ocupar tu puesto de hijo y te hizo una fiesta de bienvenida.
Ahora, estas de acuerdo conmigo?
¡Es hora de celebrar y vivir con una actitud de celebración!
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